A la hora de elegir un instrumento para la educación de nuestros hijos no podemos tomar una decisión sin pensar, ya que existen diversos factores que pueden influir en su experiencia de aprendizaje que debemos tener en cuenta, como ocurre con el aprendizaje del violín.
Este instrumento se corona como uno de los instrumentos más elegidos por los padres dada su reputación de belleza sonora, pero surge un problema: también es uno de los instrumentos más difíciles de dominar musicalmente.
Ante esta situación es lógico que muchos padres se planteen cuestiones como las siguientes: “¿De verdad merece la pena?” “¿No estaremos cargando peso a nuestros hijos?” “¿Acabará mi hijo abandonando las clases de violín?”
Y es que, a pesar de que el violín es un instrumento idóneo para que nuestros hijos aprendan música, tenemos que tener en cuenta una serie de cuestiones antes de tomar una decisión final. Si te encuentras en esta situación, este articulo te interesará.
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¿Por qué el violín es considerado un instrumento difícil?
Puede que sientas que es normal que un niño encuentre dificultades a la hora de aprender un instrumento, dado que esto también puede ocurrirle en el momento de aprender matemáticas, lenguaje e incluso educación física, dado que, ¡son niños y solo quieren jugar!
Aun así, a pesar de que ningún instrumento debería ser etiquetado como “fácil” de aprender” el violín es uno de esos que son todo lo contrario a “sencillo”. Tenemos que tener en cuenta que dominar este instrumento puede ser especialmente difícil para niños y adultos ya que supone lo siguiente:
- Tener buena coordinación.
Tocar el violín implica una coordinación precisa entre la mano izquierda, que controla la digitación en el diapasón, y la mano derecha, que maneja el arco para producir el sonido. Esta coordinación simultánea de movimientos puede resultar difícil de dominar, sobre todo para principiantes.
Además de que muchos no tenemos buena coordinación, en algunos casos puede ser necesario realizar ejercicios externos de coordinación para poder empezar sólo los primeros pasos con el violín ¡imagínate el esfuerzo extra que supone!
- Tener buen oído.
El violín es un instrumento afinado, lo que implica que cualquier desviación mínima en la entonación puede ser fácilmente percibida (sí, ese sonido horrible que oímos cuando un violín está desafinado).
Por ello, los violinistas deben desarrollar un oído entrenado para la entonación y la afinación correctas, lo que requiere aún más tiempo de práctica por parte de quien lo aprende.
- Cuidar la postura.
Mantener una postura adecuada al tocar el violín es crucial para poder producir un sonido limpio y prevenir lesiones. De esta forma, los principiantes deberán aprender a sostener el violín correctamente, mantener una buena postura corporal y manejar el arco de manera adecuada, lo que puede requerir un esfuerzo considerable.
- Tener mucha paciencia.
Para acabar, aprender a tocar el violín es un proceso gradual que requiere mucha paciencia y dedicación, como ya imaginarás tras leer los puntos anteriores. Esto significa que los estudiantes se enfrentarán a retos técnicos y musicales más complejos que los que supondría el aprendizaje de otros instrumentos, lo cual puede acabar desesperando a muchas personas.
Entonces, ¿Cómo podemos saber si el violín es adecuado para nuestro hijo?
Una vez hayamos conocido las razones por las cuáles este instrumento es tachado de “complicado”, debemos tener en cuenta las características personales y específicas de nuestros hijos, además de sus propios gustos.
Para guiarnos y encontrar una respuesta, podemos empezar con estas especificaciones:
- Edad recomendada.
Aunque realmente no haya una edad concreta para aprender a tocar el violín, muchos expertos sugieren que los niños pueden comenzar a aprenderlo alrededor de los 5 o 6 años de edad. A esta edad, los niños suelen tener la coordinación física y la atención necesarias para comenzar a aprender las técnicas básicas del violín.
Sin embargo, cada niño es único, y algunos pueden estar listos para comenzar antes o después, según su desarrollo físico, emocional y cognitivo.
- Interés y motivación.
Observar el interés y la motivación de tu hijo hacia el violín es fundamental.
Si muestra curiosidad por el instrumento, disfruta escuchando música de violín o expresa interés en aprender a tocarlo, estas son señales de que podría ser el instrumento adecuado para él. No lo olvides; la motivación y el interés son factores clave para el éxito en el aprendizaje musical de cualquier instrumento.
- Habilidades motoras y físicas.
Como hemos mencionado anteriormente, el violín requiere de algunas habilidades motoras y una cierta destreza física. Si tu hijo demuestra habilidades motoras desarrolladas, como coordinación mano-ojo y capacidad para sostener objetos con firmeza, es más probable que se adapte mejor al aprendizaje del violín.
- Personalidad y preferencias musicales.
Es importante que tengas en cuenta la personalidad y las preferencias musicales de tu hijo si no quieres que éste toque el violín obligado; esta decisión podría provocar que acabe odiando la propia música en sí misma, así que ¡cuidado con eso!
De esta forma, algunos niños se sentirán más atraídos por el violín, mientras que otros, preferirán otros instrumentos con un sonido diferente ¡es cuestión de gustos!
Conclusión final.
Decidas lo que decidas, tal y como defienden los expertos de Piccolo Escuela de Música, recuerda que el violín será un instrumento difícil, pero traerá innumerables beneficios a la vida de tu hijo. Mientras tu hijo sea feliz y disfrute aprendiendo, la mejor decisión que puedes tomar es invertir tu tiempo y esfuerzo en sus sueños.
Siempre seréis los padres los que deis los primeros pasos ¡y eso está bien! Tu hijo es demasiado pequeño para elegir. Sin embargo, en algún momento te mostrará si está satisfecho o no con tu decisión; es entonces cuando debemos observar y tomar decisiones en base a su progreso y a su vida, y no en nuestras propias convicciones.
Si a tu hijo le gusta otro instrumento tras probar el violín ¡apóyale! Quizá acabe volviendo al violín más adelante o quizá no; puede que en cambio desarrolle una excelente carrera musical de la mano de otro instrumento ¿Quién sabe?